El
Abrazo
Se
podÃa sentir en el pecho la tristeza que la invadÃa, su garganta hacia un sobre
esfuerzo por tragar, por tragar el grito de dolor que fluÃa desde la boca del
estómago y anidaba en su esternón, sus ojos dejaban escapar todo el rocÃo de la
mañana mas húmeda, y casi se podÃa oler el aroma que despide la tierra tras una
fuerte tormenta, esa fragancia a humedad concentrada, a eso que huele la
mañana, a flores, a naturaleza, a aire renovado, y como el sol seca las
cristalinas gotas de escarcha crepuscular ella secaba sus lágrimas con su blusa
moteada mientras frente a sus ojos pasaban estaciones, personas, recuerdos,
autos, sentimientos, el futuro mismo se revelaba de la manera más desfavorable
ante sus ojos y ella le creÃa, más sin embargo esperando romper el embrujo que mantenÃa
su cuerpo tenso y su mente amarga unos brazos la tomaron por los hombros y la
acercaron hacia sÃ, y se redujo su espacio y sus ojos desbordaron y por un
segundo sus lágrimas fueron de emoción y desconcierto, y en sus labios se
dibujó una tenue sonrisa, pero tal vez demasiado pronto esos brazos se
alejaron, murmullos acompañaron el silencio y en un segundo todo se transformó
en un par de ojos que no sabÃan hacia dónde mirar, caminaron, se fijaron,
esperaron y tomaron por préstamo aquellos brazos una vez más, pero esos brazos
delgados y frÃos poco más que intentar calmar su dolor podÃan hacer, tal vez no
fue suficiente, quizá pese a su intento no lograron nada, lo único que
esperaban era que ella volviera a nacer.